jueves, 14 de enero de 2010

Un buen principio para mi blog

Siempre había sido ese animal asustadizo cuyo sentir, mis palabras, se hicieron deseos plasmados sobre papel cuadriculado que mi boca no sabía expresar. De esta forma, el ratón silencioso que en mí habitaba dejó vía libre para que el corazón se encargase de decir a mis manos cada sentimiento. Estas, a su vez, cada emoción contenida la convertía en la voz sin voz más potente que jamás se había escuchado y fue cuando entendí el poder de la palabra...
Con el tiempo cambié mi estilo, mejoré las tempranas faltas que surgieron en mis comienzos y, sobre todo, fuí ampliando mis horizontes participando en foros, periódicos adolescentes y en algún que otro concurso.
He llegado a la conclusión de que no es fácil escribir, que a nadie le interesa leer historias cuyo final es prometedor y cándido. Un escritor envuelve su alma en aquello que crea y yo me siento desnuda con cada paso que doy. No me importa; es aquello que he elegido o, quizás, es el destino el que me eligió a mí para contar con lágrimas de tinta que una vez fui Nada. Efectivamente, Nada con todas las consecuencias de otorgarle vida propia a aquel pesar que habitaba en mí. Nada...porque yo vivía con eso que no era ni blanco, ni negro, ni se tocaba...era simplemente nada cuya única salida al exterior era un océano de lágrimas. ¿Cómo llegué a esta situación? Pues con el amor que una vez experimenté y que aún me desgarra las entrañas al sentir que perdí una parte de mí...tuve una mala experiencia con mi primer amor y eso marca.

Por todo esto me declaro escritora, dicho sea de este blog, para confesar que mis escritos siempre, o casi siempre, serán tristes ya que, por otro lado, estos finales suelen tener mucho tirón entre los lectores y porque siempre se lee con la esperanza de encontrar la mejor solución posible...siento crear decepción y sorpresa.
Así, mi vida siempre había estado marcada por un punzante pesar que con el tiempo se ha calmado aunque sin olvidar el torrentoso pasado. He de confesar que soy drogodependiente del amor que actualmente una persona me procesa con sólo abrazarme, haciendo que todo el mundo se quede paralizado ante nosotros; orgullosa me siento como cierta protagonista de cine asomada a la barandilla de un determinado y famoso barco cuyo nombre es de titán. Sí, yo soy la reina del mundo, de su mundo; soy feliz y confieso que al asegurar escritos lúgubres desvelo cada sentimiento de mi vida pasada que es lo que quiero contar porque, en la actualidad, tengo tanta luz en mi corazón que, deslumbrada, no encontraría la forma más razonada de escribir.

Respecto al título del blog sólo mencionar que es producto de la obsesión de buscar cada noche qué hay al otro lado de la cama. No entiendo por qué me empeño en acariciar las partes de la colcha donde se aprecian menos pliegues y arrugas...en mis momentos de soledad, me hago a la idea de que me encantaría compartir ese espacio y olvidar, cada noche, que ese es el lado más frío de la cama porque recoge lo que no está.
En esta vida cuyos recuerdos se deben clasificar como una colección de momentos felices, yo he hecho mi propio albún literario para enterrar públicamente mis momentos más oscuros porque, en cierta medida, un escritor no crea sino que recrea su vida en cada historia.
Por todo esto necesito asomarme para buscar qué hay más allá de mi espacio, más allá de mi despacho de sueños en los que deseo olvidar y buscar al otro lado de la cama...